Llevo varios días queriendo decirme a mí mismo la verdad sobre las cosas que me rodean, y ni yo soy capaz de asimilarlo. Quizás fue ese fallo, el que acarreo, el que no se cerrar de una vez, el que me atormenta cada noche y me desvela del sueño.
Dicen que cuando deseas algo tan fuerte parece que viene. La única manera de asemejarme a la realidad que deseo es soñar. Leí, que el sueño puede llegar a hacer daño, y sentí, que noche tras noche, me lo estaba haciendo. Hoy sigo preguntándome si prefiero soñar, o que me interrumpa el sueño ese dichoso pensamiento. Ambas cosas llegan a ser lo mismo, o eso pienso yo, y como en tantas cosas en la vida, sé que me estoy equivocando de nuevo. Otra caída que dejara esa huella tan imborrable, y que solo el tiempo sabe cicatrizar.
A veces, lo mejor, es dejarse llevar, y desconectar de ese tiempo que el tiempo un día me robo, y que anhelo por encima de todo poder recuperarlo.
Como un tonto que teje su propia telaraña, seguiré pensando que eres para mí.
sábado, 23 de junio de 2012
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